Unas singulares vistas
panorámicas de las montañas, pintorescos lagos y frondosos bosques verdes son
la tarjeta de visita de uno de los espacios protegidos más antiguos de los
Alpes: el parque nacional de Berchtesgaden.
Las rutas de senderismo de 260
kilómetros de longitud, con ascensos alpinos que no dan opción al aburrimiento.
Después de una ruta, podrá refrescarse en el lago Königssee o
degustar un sustancioso almuerzo en uno de los refugios de montaña.
Quien aún no se haya cansado de refugios en las alturas, puede apuntarse además
a una ruta de varios días.
En el camino, puede que se cruce con una cabra montesa o una marmota, incluso con un águila real, una especie cada vez más difícil de ver, surcando el cielo. La diversidad de fauna y flora de la región es increible.
Los aficionados a bajadas en
parapente y ala delta tendrán la sensación de haberse convertido en pájaros al
deslizarse por el aire. Los alpinistas tienen la ocasión de mostrar sus
habilidades en los 2.713 metros de altura del Watzmann. En invierno, los
esquiadores y aficionados a la tabla de snowboard recorren las pistas de nieve.
Durante todo el año, el teleférico Jennerseilbahn traslada al visitante
cómodamente hasta los límites del parque nacional, a 1.800 metros de altura.
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